lunes, 10 de mayo de 2010

Mi aventura de ser docente

En mi caso, tuve la oportunidad de formarme desde la preparatoria dentro del ambiente de la docencia al estudiar en una preparatoria anexa a una escuela normal y posteriormente hacer la licenciatura en la misma normal, además de estar rodeada en casa por profesores con mis hermanas, mis cuñados y mi tío, esto me permitió tener cierto conocimiento del papel de un profesor, pero cuando entré a trabajar a una secundaria fue difícil, recuerdo que como orientadora me daba pánico que un docente faltara las primeras semanas cuando no conocía bien a mis alumnos y aún no planificaba mis actividades, cuando ya tenía cierto conocimiento de los chicos y ubicaba lo que tenía que trabajar esperaba con agrado el poder entrar a trabajar con ellos, es más me divertían. Creo que nos identificamos muy bien, convivía con ellos, organizaban convivios donde yo era invitada siempre, realizaba muchas visitas domiciliarias para hablar con los papás de quienes tenían dificultades y yo creo que me querían porque me daban muchas cartitas de agradecimiento y regalos. Aún me acuerdo de los nombres de esa generación con quienes me inicie con temor pero que después me sentía parte de ellos.
Posteriormente, ya en educación media superior, fue la misma dinámica, primero el temor a lo desconocido y después la total identificación; algo que ha sido primordial para adecuar el trabajo con los grupos es hacer un diagnóstico de ellos y tratar de adecuar las actividades del programa a sus necesidades, de tal manera que nunca he trabajado con el mismo plan de trabajo aunque me tocara consecutivamente el mismo grado por lo que concuerdo con Miguel Ángel Santos Guerra en el texto “Concepción del profesor” en que cada escuela, cada aula y cada experiencia son particulares, dinámicas e irrepetibles. En mi caso, lo que es común, es que en la escuela los orientadores tenemos un banco de materiales que compartimos y vamos acrecentando y actualizando con libros, películas, artículos de periódicos y revistas, material psicopedagógico, guías de carreras, guías de preparación para exámenes, ejercicios, canciones, etc.
Algo que me quedó muy presente del texto de José Manuel Esteve es que quien se dedica a ser profesor debe ser un docente de humanidad: crear inquietud en los alumnos, tener la capacidad de ver si un contenido tiene valor para ellos y como llevarlos a que lo relacionen con su situación y le encuentren sentido. En la Orientación trabajamos programas grupales con contenidos que se dirigen a todos y he buscado siempre llamar su atención añalizando situaciones: mediante películas, lecturas, datos estadísticos, ejemplos de ex alumnos, etc.; y posteriormente vamos a la parte práctica: a que lo apliquen o lo proyecten en su situación particular como estudiantes, les doy seguimiento involucrando cuando es conveniente a los padres de familia. Propicio que reflexionen y siempre hagan un ejercicio escrito sobre qué aprendieron y coevaluamos. Es este proceso identifico quienes presentan dificultades y dedico tiempo a trabajar individualmente con ellos. Para mí es importante que todos le encuentren sentido a lo que trabajamos en orientación porque la idea es que lo vayan aplicando a su vida como estudiantes adolescentes.
De las dificultades que numera Esteve, me preocupa una en especial, la que se refiere a las formas de conseguir disciplina: en mi escuela hemos visto que la actitud de desafío y soberbia de los alumnos es cada vez más común y está es apoyada por los padres, por lo que en lo particular no veo a los chicos como enemigos, pero si trato de ser muy prudente en comentarios que pudieran ser no muy bien recibidos o aceptados como sugerir que tal chica tiene inclinaciones lésbicas o es anoréxica, o que x chico robó algo o consume droga, etc., aunque la intención es prevenir o canalizar y rescatar a los alumnos, sus padres se sienten ofendidos e inmediatamente amedrentan con iniciar acciones legales.
Claro que no por eso evito este tipo de situaciones, sino que soy muy analítica de cada caso para ver cómo puedo abordarlo para tener la colaboración del padre de familia, y si veo que no voy a obtener una buena respuesta mejor diseño la estrategia de intervención sólo con el alumno hasta donde lo permite, por fortuna el equipo directivo siempre está al tanto me ha apoyado y asesorado.
Finalmente, me he dado cuenta que lo que hago para combatir el malestar docente es tener una actitud abierta al cambio y a cada situación, trato de hacer de la mejor manera lo que me corresponde y si algo me causa angustia porque es nuevo o no lo sé hacer, pes lo investigo, como ahora que estoy armando el plan de Seguimiento y Evaluación institucional.

Mi confrontación con la docencia

Mi decisión de ser docente tiene fuerte influencia familiar, al terminar la secundaria no sabía qué estudiar aún, no tuve ninguna orientación vocacional -al menos no lo recuerdo- así que pensé en continuar en el área del taller que llevaba en este nivel e iniciar una ingeniería en el IPN, sólo que no fui aceptada. Situación que mis padres recibieron con mucho agrado ya que aunque respetaban mi decisión preferían que ingresara a la Escuela Normal y me dedicara a la docencia al igual que mis dos hermanas mayores y mi tío. Me agradó la idea de ingresar a la Preparatoria Anexa a la Normal ya que podría hacer el bachillerato y decidir mientras tanto qué y en dónde continuar mis estudios. Mientras tanto estaba rodeada del ambiente de la docencia solo que yo no quería ser profesora de primaria como mis familiares y me agradaba el trabajo que realizaba mi orientadora de la preparatoria quien al hacer mi valoración vocacional me ubicó en el área de las ciencias sociales y humanidades y de manera más específica en la psicología, y para mi buena suerte fui aceptada en la nueva Licenciatura que se iniciaría en la misma normal: Psicología Educativa y en la UNAM en Psicología Experimental. No sabía por cual decidirme así que por un mes estuve asistiendo a las dos escuelas valorando pros y contras y finalmente decidí que lo mío era la docencia y continué en la Normal.
El Plan de Estudios de mí carrera buscaba formar a docentes orientadores en educación secundaria así que al egresar en 1992 me dieron mi plaza de orientador de secundaria, nivel en el que trabajé por tres años y que me gustó mucho, la verdad es que me divertía trabajar y convivir con los chicos, tengo recuerdos muy gratos de esta etapa. No obstante, sentía que mis compañeros maestros estaban como estancados y herméticos y yo no quería ser como ellos, tenía en mente seguir preparándome y avanzar en mi profesión; así que aunque me agradaban mis alumnos, en 1995 acepté la invitación para trabajar en una preparatoria que me quedaba muy cerca de mi casa. Fue así como inicié mi trayectoria como orientadora en el nivel medio superior.
Ser docente en este nivel implica el trabajar con alumnos que atraviesan por una etapa complicada y con limitantes económicos por lo general, con grupos muy numerosos y con deficiencias de infraestructura y de recursos materiales en nuestras instituciones. Ser orientadora de adolescentes requiere de apertura, de paciencia, de dedicación, de determinación y tacto.. Tienes que buscar que los alumnos se ubiquen adecuadamente y tomen buenas decisiones en ocasiones confrontándolos con su realidad familiar y cultural, lo que complica nuestra labor e incluso legalmente. Tenemos que ser sistemáticos en los contenidos que abordamos en los seis semestres para lograr que los alumnos le encuentren sentido a este apoyo y buscar los espacios para trabajar con ellos sin llegar a agobiarlos o alejarlos. Tenemos que estar en constante comunicación con los docentes para detectar a los alumnos en situación de riesgo y trabajar específicamente con ellos, además de ofrecer apoyo y dar sugerencias a los docentes con quienes se presenten dificultades de aprovechamiento, de reprobación e incluso de actitudes inadecuadas.
Creo que dedicarse a esto, te exige estar siempre actualizada, el enfoque de aprendizaje que imperaba cuando inicié a trabajar ha tenido transformaciones y ello me ha obligado a siempre estar estudiando, asistir a cursos, a leer, a aprender de los jóvenes.

La profesión de docente es muy gratificante -ahora entiendo porqué mis papás querían que me dedicara a esto- me permite compaginar bien mi vida profesional con mi vida familiar y, en cuestión de salario, al menos en mi subsistema, no nos podemos quejar. He aprovechado muchas de las prestaciones que el Gobierno del Estado de México nos ofrece a los docentes: año sabático, ausencia para realizar estudios de posgrado con goce de sueldo, becas, carrera docente, etc. Estoy muy agradecida con esta profesión porque me ha permitido mantenerme vigente y con una actitud joven y abierta.
Lo que me decepciona de nuestro subsistema es la forma en que nos hacen llegar los cambios, no son graduales y de transición lógica, son drásticos. En agosto de 2008 cuando implementaron la Reforma nos avisaron una semana antes de iniciar clases, comenzamos y no había programas hasta una semana después. Igualmente es causa de insatisfacción el burocratismo que envuelve a nuestra profesión, que muchas de las veces se antepone al avance programático. Y los logros de los alumnos y docentes en otros ámbitos y a niveles nacional e internacional, a pesar de las dificultades materiales que tenemos, no son valorados como debería por nuestras autoridades educativas y mucho menos apoyadas. En este mismo sentido, es muy triste ver como en ocasiones todos tus esfuerzos como docente no tuvieron efecto ante la necedad de algunos alumnos y sus padres. Como orientadora quisiera que las estrategias que implementamos fueran bien recibidas por alumnos, padres de familia y docentes, pero no siempre es así. De modo que, como orientadores, siempre tenemos que estar buscando alternativas.

sábado, 8 de mayo de 2010

Los saberes de mis estudiantes

Es interesante ver la utilidad que le dan al internet los alumnos de preparatoria, hace casi tres años que no convivo con ellos en el aula, actualmente mi función es de tipo académico-administrativo. Al no poder realizar un diagnóstico en relación a la utilidad que hacen de este medio con un grupo en específico en el aula y para no interrumpir sus clases opte por acudir al centro de cómputo de la escuela para observar y entrevistar a los jóvenes que acudían al mismo así como al profesor responsable de este espacio, quien confirmó la información que me proporcionaron los alumnos.
Utilizan el internet como reservorio para:
  • realizar consultas de tareas que les dejan sus profesores
  • buscar información para trabajos de investigación
  • ver y bajar videos de You Tube
  • bajar música, letras de canciones, anime e imágenes
  • descargar libros

Y como espacio social de acción individual y colectiva para:

  • enviar tareas a sus profesores en archivos adjuntos mediante su correo
  • crear páginas blog para mostrar los procesos y resultados de los proyectos que están realizando con sus compañeros de equipo
  • chatear a través del messenger con sus amigos
  • crear su página Blog tipo bitacora para recibir comentarios de lo que publican y ver que tan populares son y vivir el misterio que se guarda en los mismos comentarios
  • traducir y aprender otros idiomas
  • realizar videoconferencias con sus familiares o amigos que viven en otra ciudad o país por el chat de messenger

Desde la función que realizo, de Seguimiento y Evaluación Institucional y considerando que he trabajado mucho tiempo la Orientación Educativa, creo que puedo aprovechar los saberes con que cuentan los alumnos de mi escuela para trabajar en el proyecto de tutoría que actualmente estamos diseñando junto con los orientadores, específicamente en la modalidad en línea, por lo que me parece una buena ocasión para que con mis compañeros orientadores y el profesor de computación creemos las páginas blogs que utilizarán tanto los profesores tutores como los alumnos tutorados para establecer comunicación y seguir el plan de actividades diseñado para las situaciones específicas de la tutoría ¿qué les parece esta propuesta?.