Si nos ubicamos en la tendencia actual de formación por competencias y desde una posición inclinada hacia lo humanista y no al simple pragmatismo empresarial-laborar en el cual surgió este enfoque otorgándole al término competencia un sentido “operativo” para el cual el aprendizaje sólo puede producirse en la acción, entonces la respuesta a esta cuestión es NO. El aprendizaje no depende sólo de los contenidos que el alumno llegue a dominar y a poner en práctica, éste proceso es más amplio, llega a impactar la identidad del alumno y a transformarlo.
El alumno aprende y se apropia de la realidad cercana a él por sí mismo, su estructura cognitiva se lo permite, de esta manera “conoce” datos, y lo que toca al docente es mediar.
Las prácticas educativas recientes se centran en la enseñanza mediante el discurso verbal, pero en el enfoque por competencias mediar implica no perder de vista que el alumno aprende cuando lo que se le presenta es significativo, lo cual quiere decir, que el docente debe situar el aprendizaje a las características cognoscitivas del alumno, a las posibilidades de su entorno y a su interés personal.
Conviene recordar las palabras de Perrenoud: las competencias integran y movilizan conocimientos. Los conocimientos son movilizados cuando el alumno se enfrenta a una realidad problemática que hace que los retome para comprender la nueva situación y resolverla, es decir, cuando el conocimiento se comprende se llega a la competencia.
En este tenor, las competencias son el resultado de la transformación que se realiza en el alumno cuando se adaptan sus esquemas de acción, por lo que es necesario que se enfrente a situaciones problemáticas que le exijan poner en marcha sus esquemas de acción y lo obliguen a movilizar sus viejos conocimientos. Es aquí donde radica la importancia de situar el aprendizaje bajo la mediación del docente, de diseñar esas situaciones problemáticas. Mediar es pues, organizar el ambiente del espacio, situación y tiempo en función de las posibilidades de desarrollo cognitivo del alumno.
Como nombramos líneas atrás, el alumno posee una estructura cognitiva que le permite movilizar los conocimientos, su organización de esquemas cambia como resultado de un proceso de asimilación-acomodación. Asimila cuando aprehende la realidad, cuando le pertenece la realidad y se vuelve parte de sí mismo, cuando deja de ser abstracta.
Bajo todos los anteriores argumentos entonces podemos decir finalmente que mediar implica situar el aprendizaje en el interés del estudiante por aprender algo y en las posibilidades reales del estudiante para realizar con éxito la tarea de construir un conocimiento. En este sentido, mediar es favorecer el descubrimiento del estudiante de su verdadero interés por aprender, al reconocimiento metacognitivo que realice el alumno de lo que sabe que sabe hacer y lo que necesita para continuar.
Con base en estos argumentos y en el planteamiento central, estoy de acuerdo en que las competencias no se constriñen a un simple acto operativo de poner en práctica lo aprendido, sino que además deben integrar un sentido social y ético, en su parte operativa integran el saber conocer (conocimientos) y el saber hacer (procesos), pero sin dejar de lado el aspecto humano o social-ético: el saber convivir y el saber ser (la actitud). Así mismo, deben considerar un sentido teórico-crítico que lleve a los alumnos a reconstruir sus conocimientos analizándolos y reflexionándolos.
En este sentido, los docentes que pretendemos formar por competencias a nuestros alumnos debemos pasar por el proceso socio-ético y teórico-crítico de construcción de las propias competencias, mediante la autoformación que nos permita adquirir las competencias necesarias y así estar en posición de realmente formar a nuestros alumnos por competencias.